Qué es Ayurveda
Ayurveda y el Sr. Smith
La pregunta parece absurda,
mucho más cuando se plantea entre estudiantes o profesionales del tema; sin
embargo, cuando uno se vuelve a cuestionar las cosas que ha aparcado como
incuestionables, ya sea por obvias o por resabidas, puede llevarse grandes
sorpresas al comprobar que ya no piensa igual, lo cual es una buenísima señal,
que aquel que un día encerró aquel
conocimiento en el baúl de esto es así y punto pelota. Sucede también, que las
cosas, por sí mismas, no son nada; estas dependen de su interactuación con quien
las esté observando. Me explico: Ese hermoso paisaje verde por donde con tanto
gusto se pasea uno los domingos ni es verde ni está compuesto de lo que uno
percibe a simple vista, verde es el resultado del rango cromático en el que uno
vive por tener el cerebro que tiene y, así, sucede con todo. Si en vez de ser
usted el que se pasea fuese una mosca, el paisaje cambiaría totalmente. Es por
esto que antes de definir qué es ayurveda tengo que hablarles del señor Smith…
Aunque, pensándolo bien, también puedo hacer ambas cosas a la vez.
El hecho de que la palabra
ayurveda se pueda dividir en dos y que estas dos se puedan traducir como
ciencia y vida supone para el señor Smith un enorme descubrimiento, o mejor
dicho, una gran oportunidad. Que algo primitivo, casi prehistórico, como eran
aquellas prácticas chamánicas fruto de la “ignorancia” propia de seres aún sin
civilizar llegue a convertirse en objeto de adoración y consumo se debe sin
duda a lo que tiene de ciencia, fundamento de la triste realidad del señor
Smith, a lo que tiene de vida, cosa esta por la que mr. Smith es capaz de organizar
magníficos eventos y elaborar fascinantes discursos, y, cómo no, por lo que
tiene de comercial esta unión de conceptos tan noble, tan ancestral y tan fácil
de empaquetar.
Hay una forma de elaborar el
discurso, de la que pocos se libran, que centra en un indefinido grupo al que
llama “ellos” o “la gente” ese grupo de acusaciones que hacen que algo
(generalmente lo que el orador quiere) no prospere o no vaya por el camino adecuado,
quedándose él al margen, por supuesto, del grupo señalado como culpable de la
desgracia que haya de sobrevenir. Esta forma de discurso resulta francamente
repugnante. Sin embargo, sí es cierto que hay una corriente de pensamiento y de
actuación propia del grupo, propia del conjunto de las personas que conforman
una sociedad que por tener una cultura, una historia y unas costumbres
similares han acabado creando un prototipo de ciudadano que sirve de modelo, guía o punto desde donde juzgar los
actos y los comportamientos de sus individuos. A esto se refiere el maestro Jung
como el espíritu de la época, diciendo que es “una inclinación sentimental que por motivos inconscientes actúa con
soberana fuerza de sugestión sobre los espíritus débiles y los arrastra. Pensar
de manera diferente tiene aire de ilegítimo, es incorrecto y puede hasta
tomarse como una blasfemia que puede implicar graves peligros sociales a quien
se obstina, de manera tan absurda, en nadar en contra de la corriente”.
Esto es a lo que me refiero cuando hablo del señor Smith. A esa parte de cada uno
que decide dejarse llevar por la corriente, con más o menos consciencia de
ello, sin hacer el más mínimo esfuerzo por replantearse lo que uno hace y por
qué lo hace, agarrándose al fácil recurso de que “siempre sea hecho así” o de que “es lo que todo el mundo hace”.
Ayurveda va sobre esto. Sobre
moverse por inercia o caminar consciente hacia donde se quiere llegar. Mirar
hacia dentro, mirar hacia fuera, entender lo que se observa, integrar lo que se
esconde y actuar en consecuencia a lo que realmente uno es, entrando en
coherencia con uno mismo y con el entorno. Es la manera de enfrentarse al dosha,
al karma y a las circunstancias, o sea, la cruz que nos ha tocado transportar
en este calvario llamado vida; es la técnica para acabar con esa parte de señor
Smith que habita en nosotros, capaz de justificar cualquier comportamiento con
tal de que el verdadero espíritu (Atman),
que nos une a la totalidad, siga durmiendo.
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