Hablando del Corazón: Introducción y al Grano
"Corazón que piensa y corazón que late".
Introducción
Se dice que una persona tiene la edad
que tiene su corazón. Se trata entonces de su cuidado y no de otra cosa el
secreto de la Eterna Juventud que tanto dio que hablar y discutir entre aquellos
taoístas de la antigüedad. Una vida entera con el corazón joven; y como la vida
no cesa, la juventud es eterna.
Claro que, hay quien a este concepto de
vida eterna le aplica una cantidad desproporcionada de ego y pretende que se la
suya la eterna o se agarra a la literalidad de las palabras y pretende que una
margarita siga siendo la misma margarita por los siglos de los siglos, pero
todo esto no es más que el resultado de algún miedo que se rebela desde la
sombra ayudado por una consciencia pasiva que le facilita el camino y obliga al
individuo a mostrarse inflexible y patéticamente racional, lo cual en nuestro
modelo de sociedad es sinónimo de sensata madurez además de fundamento del
método de los métodos: el científico, que como todo el mundo sabe es el único
método verdadero, como lo fue una vez el Dios de los cristianos con el que
también comparte el gusto por echar a las llamas a todo aquel que ponga en duda
sus principios.
Evidentemente estos problemas sobre el
preciso significado de los términos juventud y eternidad no le quitan ningún
valor a los numerosos estudios, como el Nei
Kung de Médula Ósea o el Yi Jin
de músculo y tendón o las innumerables fórmulas fitoterápicas, técnicas de
masaje o combinaciones de todas ellas, que desde los tiempos de Da Mo o incluso antes, —si nos referimos
al misterioso Soma nacido de las
lagrimas de Atri—, se vienen
practicando con la intención de lograr un corazón joven y sano que evite el
paso del tiempo en lo más profundo de nuestro verdadero yo.
Al
Grano
A parte de lo que ya se sabe por
haberlo visto en cientos de recomendaciones propagandísticas, como cuidar el
colesterol, la hipertensión y vigilar los triglicéridos, que se puede traducir
en evitar grasas, fritangas, apestosos azúcares de postres indecentes, todas
aquellas bebidas que aplicadas a una planta acaben con su vida, comidas pesadas
o con predominancia de componentes sintéticos o putrefactos y hacer ejercicio
con regularidad, añadiremos varios puntos que desde el ayurveda pueden
complementar estas ya tan sabidas como poco practicadas recomendaciones y
colaborar a que la salud se instale para siempre en nuestros resecos y endurecidos
corazones.
1.
Resulta
fundamental para la gestión del estrés y debe incorporarse en nuestras rutinas
principales dos veces, —mejor que una—, al día: La meditación silenciosa. Hay miles de maneras, aquí recomendaremos
en savasana, el cadáver, poniendo
especial atención a las pausas naturales que se dan entre la inhalación y la
exhalación.
2.
El agua de oro.
Mejor el de 24 quilates, como todo el mundo sabe. El método: Hervir una pulsera
en 400ml de agua hasta que solo quede una taza. Tomar una cucharadita de ese agua
dos o tres veces al día. El oro no debe sufrir ningún daño, si lo hace es que
tu proveedor no es el adecuado, no consumir y denunciar es lo recomendable en
este caso. También se puede utilizar en paella: Añade un anillo o pulsera
durante la cocción y retíralo antes de servir, —importante esto último—. No es,
sin embargo, lo más recomendable para la constitución pitta, pero para el resto es un refuerzo estupendo del sistema
nervioso, corazón e inteligencia; aumenta la resistencia, combate la debilidad
pulmonar, la artritis y la arritmia y es especialmente interesante para
estudiantes en época de exámenes.
3.
Arjuna, no el
guerrero del Gita sino la hierba con
la que comparte nombre, con miel y agua templada, media cucharadita tres veces
al día.
4.
Jengibre y ajo,
de cualquier manera, deben estar presentes en la dieta.
5.
Charaka, maestro
fundador del Ayurveda, dice que la práctica de la no violencia es la
mejor de todas las prácticas que favorecen la vida; que la conservación de la energía vital es la mejor de todas las que
favorecen la fuerza; que la adquisición
de conocimiento es la preferible de entre todas las prácticas nutritivas; que
el control de los órganos sensoriales
es lo mejor que se puede hacer para alcanzar la felicidad y que el conocimiento de la realidad es lo más
adecuado para alcanzar el placer. ¡Qué pena que este tipo de discurso suene tan
lejano!
6.
La siguiente fórmula ayurvédica:
Punarnava (4 partes) + Kutki (3 partes) + Gulwel Sattva (1/4 parte) + Shilajit
(1/4 parte). Media cucharadita de esta mezcla en infusión dos veces al día,
después de las comidas.
7.
Rudraksha, lagrimas de Shiva,
semillas secas del árbol de rudraksha.
Se puede llevar en forma de collar o pulsera o se puede poner en remojo una
semilla toda la noche y beber al día siguiente el agua.
8.
Surya
Namaskar, saludos al sol.
Ni que decir tiene que la rigidez en el
método, la literalidad de las dosificaciones o la aplicación de estos consejos
sin haber dado el paso fundamental previo con relación a los fundamentos de la
salud pueden provocar daños irreparables. ¡Sea consciente! ¡Admita sus límites,
qué puede y qué no! ¡Sustituya poco a poco sus viejas costumbres por las
nuevas! Y, por supuesto, no haga nada de lo que aquí se dice si piensa que la
responsabilidad en el caso de que algo salga mal depende de la eficacia de su
abogado.
Siempre que el origen de la
hipertensión sea desconocido puede interpretarse con problemas de
desvalorización dentro del clan familiar o impotencia ante ciertas situaciones.
Si el origen de la hipertensión es el efecto secundario de un problema en otro
órgano, entonces, la cosa cambia, y habría que buscar el significado biológico haciéndose
otro tipo de preguntas. Llegaremos a este punto. No se olvide que la causa de
la hipertensión debe decidirla un médico y que debe acudir a él en el mismo
momento en el que sospeche del estado de su salud, el resto son complementos
que le van a ayudar a mantenerse sano más tiempo y en ningún caso sustituyen la
terapia que proponga su médico, es más, muchas veces hasta es incompatible. Si
está enfermo vaya al médico y no haga nada más que lo que él le diga.
Namasté
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