Sabores Amargo y Astringente
El sabor amargo
Es
alterativo, purifica la sangre, limpia y desintoxica, (amargo para la boca, dulce para el hígado), reduce los tejidos y da
ligereza a la mente. Es antibiótico: es capaz de paralizar el desarrollo de ciertos
microorganismos patógenos por su acción bacteriostática
o de causarles la muerte por su acción bactericida y es antiséptico: combate o
previene padecimientos infecciosos. Clarifica y limpia la mente y las
emociones. En pequeñas cantidades estimula la digestión y ayuda a digerir el azúcar
y la grasa. Reduce el antojo de dulce.
Es
frío, ligero y seco, por lo tanto aumenta vata
y reduce pitta y kapha.
En la naturaleza se encuentra en las diferentes plantas de flores del género coptis,
de la familia Ranunculaceae,
concretamente en su principio activo, la berberina, que también se encuentra en
el agracejo. Se encuentra también en la uva ursi o gayuba, uva zorro o madroño
rastrero; en el diente de león y en la quimafila (chimaphila umbellata). Aceites aromáticos amargos (muchos de ellos tóxicos para el
consumo) como el de ajenjo, artemisa, tanaceto, ruda o vetivert.
Para
saber más sobre las propiedades de las plantas les dejo un link (Botanical on line) y les
recomiendo que no pierdan de vista las contraindicaciones o los posibles
efectos tóxicos asociados, además
de recordarles que de poco sirve la fitoterapia si antes no se siguen los
preceptos básicos generales de salud como puede ser cuidar la dieta y hacer
deporte. El suplemento fitoterápico es la guinda del pastel de la salud.
El sabor astringente
Frena
hemorragias y otros excesos de descargas como sudor o diarrea. Promueve la
curación de la piel y las membranas mucosas. Es expectorante: arranca mediante
tos o carraspeo las flemas de las vías respiratorias y es diurético: favorece
la expulsión de la orina y reduce la retención de líquidos, minimiza la
hipertensión.
Es
frío, pesado y seco, por tanto aumenta vata
y reduce pitta y kapha.
En la naturaleza se encuentra en cortezas y resinas de coníferas o mirra y combinan
sabores astringentes, amargos, picantes e incluso dulces; son ligeramente
cálidos y poseen propiedades rejuvenecedoras (la mirra y el incienso). Los
fríjoles suelen ser astringentes y dulces; algunos almidones como la patata
pueden contener el sabor astringente de forma secundaria, también el plátano y otras
frutas cuando están verdes. En las plantas herbáceas verdes como la lechuga, la
alfalfa, hojas de consuelda o el diente de león también se encuentra este
sabor.
Amargo
y astringente son dos sabores que no se encuentran a menudo en nuestra dieta y que
tampoco es conveniente que aparezcan en exceso: demasiado sabor amargo perjudica al corazón y causa anemia;
baja la presión arterial, (lo cual puede ser bueno en algunos casos), y produce
insomnio; cusa frío, vértigo y exceso de delgadez. Psicológicamente se asocia con
la pena, la tristeza y la melancolía; tiene un efecto reductor y aplastante. El
exceso de sabor astringente
afecta al colon, causa gas, distensión y estreñimiento; produce contracciones,
tensión muscular, coágulos de sangre y dolor nervioso. Psicológicamente se
asocia con el miedo y el terror.
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Amargo
y astringente juntos, enfrían, desintoxican y tienen acción anti pitta.
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