Las cinco vías de acumulación de los doshas
Sabemos ya que a los doshas les gusta moverse por sus
respectivos territorios y se manifiestan en lugares específicos: vata en el intestino grueso, pitta en el delgado y kapha en el estómago, y sabemos también que
el buen estado de este camino interno es fundamental para la salud pero debemos
considerar otros posibles lugares de acumulación, (los caminos externos), que
no por ser secundarios son menos importantes, y hacer frente así a los excesos del
dosha con una mayor efectividad.
Partiremos de la base
de que ya hacemos una dieta adaptada a nuestra prakriti y que seguimos religiosamente una rutina deportiva
adecuada a nuestras capacidades y necesidades. Desde aquí echaremos un vistazo
a estos caminos secundarios y enderezaremos los aspectos que en cada cual se
muestren más torcidos.
La
Piel, la Respiración, los Sentidos, las Emociones y el Pensamiento
1. La exposición
constante de la
piel a los factores externos puede
modificar (perjudicando o aliviando) el estado de los doshas además de ser el espejo de cualquier alteración de rasa dhatu o la viva imagen de la salud
de kapha como se puede observar en
las apretadas redondeces de los recién nacidos. La ropa que nos ponemos (tanto
en las posibles reacciones alérgicas al tejido como en la manera de
abrigarnos), el jabón que utilizamos, el maquillaje, los aceites, masajes y el ejercicio
físico (fundamental este último como ya hemos dicho en la introducción).
2. La
respiración es el camino entre el cuerpo y la
mente, además de estar en estrecha relación con la sangre y el plasma es clave
para el sistema nervioso y el sistema inmune. Pranayama se puede utilizar para eliminar toxinas, llevándolas
desde el camino interno al externo y es fundamental para vivir una larga vida y
ralentizar el proceso de envejecimiento. Se trata, ni más ni menos, del control
de prana; es aquí donde yoga y ayurveda se unen en sus principios.
3. De los
sentidos sabemos ya que son portadores de
alimento para el cuerpo, no en forma de proteína, azúcar o grasa, pero sí
sirven para crear un entorno saludable en el que la síntesis y asimilación de
macronutrientes se pueda desarrollar en óptimas condiciones. Una cosa así como la
necesidad de una atmosfera libre de tóxicos, un mar libre de plásticos y un
suelo libre de pesticidas para que nuestros alimentos sean eso, portadores de
nutrientes, y nada más. Piense en sus sentidos percibiendo diariamente el ruido
y la contaminación del tráfico, el estrés informativo de los medios, su propia
prisa y sus obligaciones en un entorno ya de por sí acelerado, todo esto acaba a
marchas forzadas con la energía vital y, más aún, cuando utilizamos la música,
la televisión, las series y las películas para aislarnos de las primeras creyéndonos
que con ello por fin nos relajamos y descansamos. La necesidad de apaciguar los
sentidos es extrema en nuestra sociedad.
Pratyahara es una de las ramas centrales del yoga que nos enseña a
abstenernos de las impresiones nocivas, a controlar las acciones y a retirar la
mente de los sentidos. Es el puente entre lo externo y lo interno. Básicamente
uno aprende a no reaccionar automáticamente ante una impresión sensorial y
consigue que cuando el político o el periodista de turno lancen alguna de sus
apocalípticas proclamas uno se quede mirando para ellos asombrado,
preguntándose como un hombre de esa edad es capaz de decir esas cosas o qué es
lo que hemos hecho para merecer esto, en lugar de salir corriendo a la
barricada a tuitear y retuitear sin compasión a diestro y siniestro. El
practicante de pratyahara es difícilmente
manipulable, lo que nos debe hacer pensar que quizás sea esta la clave de todos
los cambios que necesita la sociedad. No debemos permitir que nuestros ojos
determinen lo que miramos o nuestra lengua lo que comemos o nuestros
electrodomésticos lo que pensamos para ello debemos utilizar las herramientas
que las medicinas de la tierra nos ofrecen desde tiempo inmemorial; mantras, yantras, mandalas, la
contemplación de la naturaleza (externa e interna), los sonidos de esa misma
naturaleza, cantos, peregrinaciones, danzas, retiros, rezos, jardinería,
natación, buceo, esgrima, judo, kung fu, manualidades en arcilla, pintura
abstracta, de la otra... Por nombrar solo unas cuantas. Pero de todas ellas, la
estrecha relación con la naturaleza es, desde mi punto de vista, fundamental,
ya que aporta la integración del elemento femenino ancestral en la rígida
masculinidad imperante y consigue que el ser humano se vuelva un ser completo,
sin fragmentar, con su flexibilidad natural, como Dios manda o como la buena
psicología prescribe que es decir lo mismo pero con diferentes palabras. Un obligatorio
alejamiento del prototipo occidental de riqueza y bienestar resulta
imprescindible y esto ya entra en el plano personal en el que cada cual a de tomar
su decisión.
4. En relación directa
con el apartado anterior y sin poder separarlo del siguiente están las
emociones,
el control que tengamos sobre ellas determina nuestra guna
dominante y no se puede separar tampoco del apartado siguiente.
5. Con el pensamiento
cerramos este subgrupo de tres que juntos forman la mente al completo. Podemos imaginarlo
como un gran pulpo de cinco patas que absorbe impresiones, las filtra a través
de un estado emocional para remojarlas después en el concepto que se tenga del sí
mismo, de donde surgirán por fin las ideas y pensamientos
que guiarán los actos del individuo.
Untuosidad y calor
para vata, lo que significa mantener un cierto nivel de humedad
constante, consumir preparados de hierbas como ginger, regaliz ashwagandha,
bala o shatavari, aceites de naturaleza caliente como el de sésamo,
canela, eucalipto o gaultheria (wintergreen). Mi consejo es caminar por
todos ellos y dejar que la intuición los coloque en el sitio que les
corresponde, sin automatismos. Con relación a la respiración vata es un gran desordenado, la
regularidad en las prácticas de los diferentes pranayamas, así como cuidar la temperatura del aire que respira
(con una simple mascarilla) o la aplicación de aceites en oídos y nariz le dará
grandes resultados. El exceso emocional, vata
lo acumula en la respiración, la agitación que provoca se elimina controlando
la respiración.
Para el desorden de pitta una exposición excesiva al calor puede ser perjudicial, así
como el abuso en el uso de aceites esenciales. Recomendamos paseos a la luz de
la luna, gel de aloe, diente de león, bardana, aceite de coco, ghee o de girasol. El pranayama de pitta debe ser lento, profundo y frio de lo contrario pitta aumentará. No se trata como en vata de ordenar un caos sino de calmar
una obsesión y eliminar calor interno.
Calor, sequedad y
ligereza, es por aquí por donde debe caminar kapha,
y evitar la humedad, (zonas pantanosas o la proximidad del océano) y el exceso
de aceites y grasas en la cosmética puede ser perjudicial. Recomendamos masajes
enérgicos, masajes con polvos secos, terapias de sudoración (svedana), saunas secas, exposición al
sol, brisas cálidas, tila, jengibre, hierbabuena, canela… Kapha debe luchar contra su sedentarismo y no dejarse llevar por su
instinto tamásico hasta haber cumplido con sus obligaciones diarias. Sus pranayamas deben ser más dinámicos y el
ejercicio físico más fuerte que en los otros doshas, el trabajo en este aspecto es duro, la falta de motivación pesa
mucho en kapha.
Observamos
que para todos los doshas se recomienda
el contacto con la nauraleza, ya sea para que vata descanse del exceso de ruido, para que pitta desconecte del exceso de actividad e información o para que kapha arranque. Y no basta con la
propuesta de 15 días de vacaciones en este o aquel lugar paradisíaco o los fines
de semana en el atasco de la playa, hay que empezar distanciarse de los
placeres de la sociedad del bienestar. Hagamonos un detox de verdad, no solo el de tomar zumos en el spa, sino el de dejar de hacer compras
compulsivas o de utilizar el coche para todo e incluso empezar a salir a la
calle sin el móvil, poco a poco, un poquito más lejos cada vez.
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